domingo, 1 de enero de 2017

Populismo: la palabra del año (2016), según la Fundéu

Enrique Peña Nieto (México), Justin Trudeau (Canadá) y Barack Obana (Estados Unidos) 


En los últimos días de diciembre la Fundación del Español Urgente (Fundéu), dio a conocer la palabra del año 2016. En esta ocasión se trata de populismo.
Sin duda se trata de una palabra muy popular durante tiempos electorales, que cobró especial relevancia en el año que acaba de terminar, cuando el presidente mexicano, en la reunión celebrada en Ottawa, el 29 de junio, hizo referencia al populismo. La palabra populista, calificativo que reciben los políticos (sobre todo de izquierda), partidarios del populismo, es usada por los políticos de la derecha de una forma no sólo peyorativa sino alarmante frente a los peligros que representan quienes quieren engañar a la población, proponiendo soluciones simplistas a problemas complejos que enfrentan los países hoy en día, en un mundo globalizado.
Tras el discurso del presidente mexicano, Obama aprovechó para ofrecer su definición de populismo, se asumió como populista y no dudó en calificar de populista a personas, como Bernie Sanders, de populista por su lucha por el bien del trabajador, por crear oportunidades para más personas.
Este discurso ilustra que las lenguas están vivas, se transforman y que el uso de las palabras depende del contexto, la cultura y el propósito del orador, al elegirlas o adoptarlas sin reflexionar en las múltiples lecturas que pueden hacer los interlocutores.
Entre muchas actividades que realiza la Fundéu cabe subrayar la revisión de medios de comunicación que incluyen innecesariamente neologismos, anglicismos, galicismos y otros ismos, cuando contamos con palabras en español, un idioma rico, preciso y precioso.

Sobre la decisión tomada para la elección de la palabra, la Fundéu señala:
«Finalmente nos hemos decidido por populismo, que ya lleva algún tiempo en el centro del debate político y que desde el punto de vista lingüístico está viviendo un proceso de ampliación y cambio de significado, cargándose de connotaciones a menudo negativas», señala Lascuráin.
Esa evolución, «que no es nueva, pero que posiblemente se ha acelerado en los últimos tiempos», parte de un uso neutro de las palabras populismo y populista que tuvieron durante un tiempo significados próximos a popular.
«A lo largo de los últimos meses hemos recibido muchas consultas sobre el significado real de populismo, ya que parece evidente que el uso que se le da en los medios y en el debate político va más allá de la simple defensa de los intereses populares que mencionan, con distintos matices, la mayoría de los diccionarios», añade.
«Ese es uno de sus sentidos, aunque seguramente el que menos se use en la actualidad. También hay quienes prefieren definirlo como la tendencia política que pretende devolver el poder a las masas populares frente a las élites».

Para concluir esta entrada, sugiero la lectura del texto publicado en Anfibia: "De qué hablamos cuando hablamos de populismo", en donde "el historiador Ezequiel Adamovsky hace un recorrido cronológico sobre el término, arrancando en la Rusia de 1800, pasando por América Latina e incluyendo el sentido positivo que le dio Ernesto Laclau. ¿Sirve una categoría que se le puede aplicar tanto a la coalición de izquierda griega de Syriza como a sus enemigos del movimiento neonazi? Anfibia entra de lleno en el debate académico: cree el autor, "como concepto para entender la realidad, el populismo se ha extinguido".
También propongo la lectura de la crónica publicada en la página de la Fundéu y escrita por el coordinador general de la Fundación, Javier Lascuaráin, también titulado "De qué hablamos cuando hablamos de populismo".

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